Philippe Stern cumple 85 años. Y su hijo Thierry, actual presidente de Patek Philippe, le rinde homenaje con un repetición de minutos con alarma en platino y un movimiento exclusivo. En la esfera, el rostro del propio Philippe en esmalte. Edición limitada de 30 ejemplares.
Más de 15 años ha estado Philippe Stern al frente de Patek Philippe, una casa que ha defendido y posicionado en lo más alto con gran sabiduría y buen hacer. Bajo su mandato, son muchos los hitos que la marca ha llevado a cabo y por los que hoy es admirada por todos, desde los coleccionistas hasta la competencia. Y este hombre apasionado de la relojería, que actualmente es presidente de honor, acaba de cumplir 85 años. Reconociendo su dedicación y valía profesional, su hijo Thierry, actual presidente de la compañía y cuarta generación al frente de la marca, le rinde tributo con la creación de una pieza especial, un repetición de minutos, la complicación favorita de su progenitor.
Pero este Patek Philippe repetición de minutos, dotado también con alarma, es mucho más que eso, lo que desde luego no es poco. Para empezar, es un reloj con el rostro del propio Philippe pintado en esmalte blanco y gris sobre la esfera. Una esfera con placa de oro realizada en esmalte Grand Feu negro que muestra de una manera clara e inequívoca las indicaciones de horas y minutos en el centro, pequeño segundero a las 6h, alarma sobre 12 horas en el centro y funciones de sonería en una ventanilla situada a las 3h en forma de campana.
Y es que, se puede ser complicado y ofrecer varias funciones a la vez, pero lo que debe ser un Patek Philippe siempre es sencillo de lectura y de uso. “La sofisticación técnica va de la mano de la facilidad de uso”, reza una máxima que la casa respeta a rajatabla.
Un movimiento único
Otra gran exclusividad de este excepcional Patek Philippe es que está animado por un nuevo movimiento mecánico de carga automática creado para la ocasión y merecedor de varias patentes. Un movimiento que “nunca más volverá a utilizarse”, asegura la manufactura.
Lo cierto es que la sonería es una de las grandes especialidades de esta casa ginebrina, ya sea al paso (grande o pequeña sonería) o a demanda (repeticiones). Una especialidad que el propio Philippe Stern “resucitó”, si puede decirse así, en 1989, cuando, con motivo del 150 aniversario de la marca, la incluyó en un reloj de pulsera con el lanzamiento del calibre automático R 27, primer movimiento de este tipo, diseñado y fabricado íntegramente en la manufactura.
Desde entonces, Patek no ha dejado de fabricar relojes repetición de minutos, jactándose de ser la marca que más relojes de pulsera de este tipo tiene en su catálogo. Tanto es así que en la colección actual de Patek Philippe se cuentan una docena de relojes que ofrecen esta gran complicación, ya sea sola o en combinación con otras funciones como tourbillon, calendario perpetuo, cronógrafo, hora universal…
No es de extrañar, pues, que para homenajear a su padre Thierry haya elegido un repetición de minutos, que, además, ha decidido combinar con una alarma que toca la hora programada. Se trata de un sofisticado mecanismo que se lanzó por primera vez en 2014, con motivo del 175 aniversario de la marca, en el Grandmaster Chime.
Una compleja tarea
Ahora, para dar vida a su nuevo y conmemorativo reloj, la manufactura ha retomado la función de alarma horaria programada y la ha integrado en el emblemático calibre R 27, dando lugar al nuevo calibre automático R AL 27 PS. Una tarea que no ha resultado nada sencilla, según afirman los ingenieros de la casa. Ha sido necesario repensar todo el mecanismo de repetición de minutos para poder integrar la alarma. “El reto consistía en crear un reloj que hiciera sonar la repetición de minutos y la alarma en los mismos dos timbres clásicos, conservando al mismo tiempo el sistema de cerrojito, alojado en el lado izquierdo de la caja”, explican los ingenieros de Patek Philippe.
Y para lograrlo, tras la activación del cerrojito, “el movimiento debía ser capaz tanto de tocar instantáneamente la hora mostrada en la esfera (en modo repetición de minutos) como de detener el mecanismo de sonería hasta que la hora mostrada correspondiera a la hora programada (en modo alarma)”. Pero, tras ímprobos esfuerzos y muchas horas de desarrollo, misión cumplida.
Con cuatro nuevas patentes y 561 componentes, el calibre R AL 27 PS, que permite al reloj cambiar con seguridad de un modo de sonería a otro, finalmente es una realidad. No deja de sorprender que, pese a ello, la manufactura asegure que no volverá a utilizarse jamás.
Sentidos detalles
Una lujosa excentricidad que Patek Philippe ha reservado exclusivamente para este reloj que, como un sentido detalle más, lleva la referencia del año de nacimiento de Philippe Stern, 1938. Una delicadeza que se suma al retrato del propio Philippe, realizado por los mejores artesanos de la casa en pintura miniatura y esmalte blanco y gris. Se completa con la firma de Philippe Stern sobre el mini-rotor de oro amarillo rodiado, visible, como todo el calibre, gracias al fondo de cristal zafiro protegido por una tapa con bisagra grabada a mano con la inscripción “À mon père, 85 ans de passion horlogère” (“A mi padre, 85 años de pasión relojera”).
Con caja estilo Officier de platino, inspirada en los primeros relojes de pulsera de principios del siglo XX, con un diámetro de 41 mm y algo más de 14 mm de grosor, la nueva referencia 1938P es una serie limitada de 30 ejemplares.
Sonido Patek Philippe
Nada en este reloj, de perfectos acabados y pulido íntegramente a mano, se ha dejado al azar. Así, más allá del lujo y sofisticación que aporta, la elección del platino no es baladí. Desde el punto de vista acústico, este noble metal representa el mayor desafío para un reloj con sonería, al menos si se quiere lograr lo que los entendidos denominan “sonido Patek Philippe” y del que los Stern, tanto el padre como el hijo, están tan orgullosos.