Lo mínimo que se puede decir de Walter von Känel, presidente de Longines, es que desborda energía. Es verdad que con los resultados obtenidos desde hace varios años por la marca de Saint-Imier, el entusiasmo está más que justificado.
En el mundo relojero, Walter von Kaenel forma parte de aquellos que se denominan «compañeros de largo camino». Son hombres y mujeres que han dedicado su inteligencia, su formidable energía y todo su corazón a la idustria de la medida del tiempo. Y justamente, con el paso del tiempo, han experimentado alegría y buenos momentos, pero también malos, han vivido todas las crisis y todos los años negros. Sin embargo, y a pesar de ello, no se les pasa por la cabeza renunciar.
Walter von Känel no ha bajado nunca los brazos. Al contrario, en su larga carrera en Longines, no ha cesado de trabajar en el desarrollo de esta bonita marca. Incluso en las horas más sombrías, nunca ha dejado de insuflar energía y entusiasmo a sus equipos para que se superen y hagan de la marca un instrumento imprescindible de la saga de la relojería de calidad.
Nuestra entrevista tiene lugar el mismo día en que la Feria de Basilea abre sus puertas. «Longines va muy bien, gracias. ¿Otra pregunta?», dice. Y ríe a placer explicando que su marca ha tenido una gran progresión en 2013 y que vive un excelente inicio de 2014. Añade que esta progresión constante no es fruto del azar, si no que se debe a un trabajo largo y continuado, como el que se ha hecho en China por poner un ejemplo significativo a los ojos de mi interlocutor que subraya: «En 20 años he ido 300 veces a China y vuelvo ahora otra vez. Hay que cultivar las relaciones, pues allí no se hacen buenos negocios fácilmente. Se necesita tiempo, constancia y sobre todo ocuparse del mercado. Longines está presente en China desde 1865. Hicimos una elección estratégica».
Sigue leyendo esta entrevista en nuestra revista R&E – Relojes&Estilográficas, edición de mayo-junio 2014