Con algunas honrosas excepciones, no parece que la relojería quiera correr muchos riesgos a la hora de crear productos más técnicos o con complicaciones destinados a las mujeres. En la mayoría de los casos, cuando se trata de relojes femeninos, los relojeros se conforman con engarzar diamantes y piedras preciosas por doquier o simplemente con reducir de tamaño algunos relojes masculinos un poco más técnicos.
Antes y durante los pasados salones de relojería, SIHH de Ginebra y Baselworld, celebrados a principios de este año, muchos han sido los interrogantes que se han planteado. Como el panorama era un poco sombrío, es decir, poco favorable a los grandes avances técnicos, los intereses se han concentrado más en cuestiones de diseño y sobre los movimientos de las piezas que se han presentado.
Industria altamente machista, la relojería técnica, salvo algunas excepciones, se ha mantenido encerrada en sí misma en esta edición.
De hecho, mientras esperábamos una señal de que la coyuntura mejoraba, no se ha asumido ningún riesgos y no se han presentado grandes proyectos de futuro.
Mucho hemos escuchado decir a las marcas, sobre todo en el Salón de Basilea, «para esta edición, hemos decidido trabajar los relojes destinados a nuestras compañeras, las mujeres ». Y así las cosas, los observadores más optimistas se fueron a buscar estas creaciones “para señoras” de stand en stand.
Y han buscado mucho y han visto bonitas piedras preciosas, magníficamente engarzadas en las esferas, en la caja, en el bisel, en los índices, en fin, en todas las superficies posibles en un reloj. Algunos realmente bonitos. Sin embargo, y como yo pertenezco a esa categoría de curiosos profesionales a la que debería pertenecer todo periodista, me he permitido preguntar a los relojeros por lo que habían creado de nuevo, técnicamente, para los relojes destinados a las mujeres.
Buena pregunta, pero se encontró con un gran silencio embarazoso y algunas toses avergonzadas. Después de ese primer momento de desconcierto, llegaron las primeras respuestas: « hemos equipado algunos de nuestros modelos femeninos con una bonita fase de luna. Se trata de una hermosa complicación que hemos desarrollado específicamente».
¿Desarrollado? ¡¿Es una broma?! Las fases de luna equipan miles de relojes diferentes y como complicación es conocida desde hace lustros. «Cierto, sí, me han respondido algunos, pero nosotros hemos utilizado un lapislázuli azul profundo totalmente inusual para ilustrar las horas de la noche». Y me explican que ha tenido un gran éxito entre el público femenino. ¡Tomen nota!
Es magnífico que las mujeres se interesen por las fases de luna, pero, en ningún caso se trata de una novedad. Siempre ha habido relojes destinados a las mujeres que ofrecían fase de luna. Hay que decirlo, que sepamos, no existe ninguna complicación relojera que haya sido específicamente desarrollada para equipar los relojes femeninos. Durante más de cuatro siglos de historia de la relojería, hemos evitado el problema de una creatividad técnica dirigida a las mujeres conformándonos con engarzar los relojes con piedras preciosas. Y, por si esto fuera poco, algunos se atreven a decir que, de todas formas, las mujeres no comprenden nada de técnica y, por tanto, no serviría de nada romperse la cabeza.
Así las cosas, yo no me he roto más la cabeza buscando avances técnicos destinados a los relojes femeninos. Y lamento, en un momento en el que todo el mundo explica con frases grandilocuentes que es el momento de volver a los fundamentos de la relojería, no haberlos encontrado. Salvo en Vincent Calabrese, ese espíritu que sabe cómo utilizar la “finesse” y la técnica para crear un reloj que no sea simplemente una “repetición” de los modelos destinados a los hombres.
Así las cosas, denuncio abiertamente el aspecto machista de la relojería, constatando, desafortunadamente, que, en casi 50 años de carrera, esta industria apenas ha evolucionado. Y, sinceramente, no veo cómo cambiar la mentalidad. A menos que las mujeres tomen la iniciativa…