El salto del 31 de diciembre al 1 de enero no indica ningún cambio de estación, no es equinoccio ni solsticio. Sin embargo, lo que en el calendario es simplemente un salto de mes, en la vida cotidiana parece el fin de un ciclo y el inicio de otro nuevo. No hay barreras ni fronteras, pero se diría que todo comienza el primer día de enero. Una nueva oportunidad, casi una redención.

Pero en realidad nada ha cambiado, seguimos inmersos en la tarea de ayer y el futuro sigue siendo lo que está por llegar. Más allá de disquisiciones, filosóficas o no, enero representa el inicio de un nuevo año. Un año que en relojería se inaugura con el Salón de Ginebra, al que en apenas dos meses seguirá el de Basilea. ¿Cuáles serán las sorpresas que la relojería nos depara este año nuevo? ¿Será éste el año de la recuperación, tras un período difícil? ¿Continuará la tendencia vintage y el gusto por lo clásico en un intento de asegurar y no de arriesgar? Lo sabremos en breve y se lo contaremos en próximas citas. Pero ahora, en esta revista que tienen en sus manos, la primera de nuestro año 17, además de ofrecerles una avanzadilla de lo que será el SIHH entre otros interesantes reportajes, hemos tratado de responder algunas incógnitas. Y para ello hemos preguntado a destacados actores del mundo de la relojería. La unanimidad es casi total: 2016 ha sido un año difícil, sí, pero la situación no es catastrófica ni desesperada. La respuesta sigue siendo -como ocurre en la vida cotidiana- credibilidad, coherencia y creatividad.

¡Feliz año nuevo!
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