Protegerse está bien, innovar está mejor. Este viene a ser el mensaje de Nick Hayek al anunciar la colaboración entre Omega y el Instituto Federal de Metrología, METAS. Con el nacimiento del nuevo certificado sobre magnetismo, la relojería suiza refuerza su posición.
Desde que la relojería existe se ha visto enfrentada a los efectos negativos del magnetismo. Estos campos magnéticos provocan problemas en la marcha de los relojes mecánicos y pueden general incluso desarreglos importantes. A pesar de los considerables progresos que se han hecho en la construcción de los relojes, el problema subsiste y, en ocasiones, los clientes ven como su guardatiempos se comporta de manera extraña. Hace un siglo se dio una solución parcial a este problema. En 1915 Vacheron Constantin creó el primer reloj de bolsillo antimagnético. En 1929, producido por Tissot, veía la luz el primer reloj de pulsera de este tipo. Estos relojes supusieron una gran sensación en la época, pues su movimiento estaba instalado en el interior de una caja compuesta por una aleación de distintos metales insensibles al magnetismo. Estaban encerrados en una especie de jaula de Faraday que les ofrecía un aislamiento parcial, pero suficiente para la época.
Reforzar el aislamiento
Hoy todo es distinto desde que los campos magnéticos se han reforzado y, sobre todo, son más numerosos. Se estima que un bolso de mujer, que tenga cierre de imán, con un teléfono móvil en el interior y un mando a distancia de coche, puede liberar un magnetismo que alcanza entre 3.500 y 4.000 gauss. Con el incremento de tablets y todos los aparatos electromagnéticos que saturan las casas y los vehículos, los campos magnéticos producidos se acercan fácilmente a los 15.000 gauss.
El gauss, que lleva el nombre del matemático alemán que lo descubrió, es la unidad CGS «electromagnética» en tres dimensiones de inducción magnética. El campo magnético terrestre es de 0,5 gauss en Europa, un pequeño imán metálico tipo ferrita provoca un campo del orden de 200 a 400 gauss, un gran electroimán más de 15.000 gauss.
Omega encuentra la solución
Como se recordará, hará pronto dos años que Omega anunciaba el lanzamiento de un reloj mecánico automático, equipado con su célebre escape Co-Axial que resiste un campo magnético de 15.000 gauss. Este reloj no tiene nada que ver con lo que se entiende por reloj antimagnético, pues no es sólo la caja la que hace de barrera a los campos magnéticos, es el movimiento entero que está producido con una aleación, guardada en secreto aún, y que es totalmente amagnética.
Este gran descubrimiento va, además, a equipar prácticamente a toda la colección Omega. Por supuesto, esto no se hará en un día, pero con el correr del tiempo, todos los relojes mecánicos producidos por la casa de Bienne estarán equipados con el sistema Master Co-Axial, que, unido al movimiento antimagnético, va a mejorar considerablemente la cronometría y la marcha de los relojes mecánicos, incluso en un medio fuertemente magnetizado (ver R&E nº 138, mayo-junio 2014).
Nace un nuevo certificado
De la producción de relojes resistentes a los campos magnéticos de 15.000 gauss a la creación de una nueva norma no había más que un paso, que el CEO del Grupo Swatch explicó recientemente en conferencia de prensa en Ginebra. Nick Hayek subrayó que Omega ha trabajado en soluciones duraderas a las que hay que dar continuidad. Precisó también que la puesta en marcha de esta nueva norma o certificación es una innovación importante para toda la industria relojera suiza. «Siempre nos hemos preocupado por nuestra responsabilidad y aunque algunos consideren que el Swiss made no sirve para nada, queremos permitir a todas las marcas suizas que sometan sus creación a esta certificación. Todo el mundo debe comprender que la lucha no se produce sólo en las tiendas y el marketing, sino que la innovación es primordial. No hay que soñar, las industrias relojeras japonesas, chinas, indias nos observan y no se quedan sentadas admirandonos tranquilamente. Estamos condenados a innovar bajo pena de morir».
Colaborar con un instituto oficial
Nick Hayek explicó que la relojería se identifica con Suiza, por lo que las insitituciones oficiales de la Confederación deben ayudar. Es, por tanto, logico que el grupo se dirija a METAS, Instituto Federal de la Metrología, que es el más prestigioso de Suiza. Nace así una nueva certificación, que va más alla del COSC, el Control Oficial Suizo de Cronometría. El instituto certificará cada movimiento y cada reloj acabado con una variación en la precisión de 0 a +5 segundos por día, antes y después de una exposición a campos magnéticos superiores a 15.000 gauss. Es decir, el nivel de resistencia de los modelos Master Co-Axial de Omega, considerados los más resistentes del mercado.
Una filial de METAS en Bienne, en Omega
METAS instalará sus instrumentos de medida en la sede de Omega en Bienne, en un espacio visible para los visitantes. El traslado se hará este mismo año de 2015, una vez se haya terminado la construcción del nuevo edificio. «Esto no influirá en absoluto en nuestra neutralidad y nuestra independencia», aseguró su director, Martin Bock.
Pero esto no es todo. Con cada reloj vendido, Omega entregará al comprador una carta con todas las indicaciones. Y si lo desea, podrá conectarse a la web de METAS y, con los códigos pertinentes que se le facilitarán en la carta, el comprador podrá ver el resultado de los test completos del reloj que lleva en su muñeca.
Martin Bock señaló también que no hay ningún contrato de exclusividad entre Omega y el Instituto Federal, y que esta nueva certificación está abierta a todos, incluidas otras ramas industriales además de la relojería.