En el 75º aniversario del Portugieser, Olivier Lebegue, director para España y Portugal de IWC, nos habla en exclusiva de lo que representa esta icónica colección, a la que califica de “importante pilar para IWC”, casi tanto que bien podríamos hablar de una segunda marca.

¿Qué representa la colección Portugieser para IWC?

Es un auténtico pilar para nosotros, una de las familias que da más prestigio a la marca y a la vez es muy completa, tanto por su propia historia como por su gama de complicaciones. En este sentido, a destacar, entre los nuevos modelos que lanzamos este año para conmemorar el aniversario, el Calendario Anual, una función que no teníamos hasta ahora en esta colección y que está teniendo muy buena acogida.

Una colección que carga ahora nuevos mecanismos mejorados. ¿Qué aportan los calibres 52000?

A lo largo de los años hemos ido mejorando nuestros calibres, de hecho, el primero era sobre una base y poco a poco lo hicimos mejorar hasta llegar al célebre calibre Jones. Y continuamos hasta llegar a la familia 52000, que es el que acabamos de lanzar y que es una nueva interpretación de lo que era el calibre 50000, creado en el año 2000 para el Automático 7 días y que supuso cinco años de desarrollo. Ahora, los nuevos 52000 tiene un doble barrilete y nos permiten mejorar la reserva de marcha, también el hecho de pasar de 3 a 4 Hz mejora la precisión y la regularidad de la marcha. Asimismo ha cambiado la propia estética del calibre, ahora los puentes son más visibles, y los acabados de platinas y puentes tienen un nuevo diseño; la masa oscilante es más estilizada y permite ver mejor el funcionamiento del conjunto, contemplar la cuerda Pellaton, también mejorada, con varios elementos en cerámica negra y blanca, como la rueda de carga, el trinquete y el cojinete de la masa oscilante. Todo esto evita el desgaste de las piezas y prolonga la vida del reloj.

¿Utilizarán estos nuevos calibres para otros relojes?

Sí, por supuesto, se irán adaptando a varios modelos. La nueva manufactura que estamos construyendo nos permitirá integrar mucho más y mejor la producción y centrarnos en lo que es realmente importante para nosotros, los calibres y las complicaciones. En los próximos años se crearán tres nuevas familias de calibres en la manufactura. La primera de ellas ha sido la del 52000, que da vida a cuatro modelos de la nueva colección Portugieser.

También el diseño ha sido siempre una parte importante del éxito del Portugieser

Sí, es una parte clave que hemos ido trabajando muchísimo a lo largo del tiempo. El diseño nos ayuda a ser reconocidos con más facilidad y a tener una buena imagen. Hoy, como decíamos al principio, el Portugieser es fácilmente identificable en España y en el mundo entero.

Y ¿cuál sería su competidor más directo?

El Portugieser tiene una identidad muy marcada y no entra en guerra ni en competición con nadie. Al final es una cuestión del gusto de cada uno. Es un emblema de IWC, pero también de la relojería. Claro que hay otras marcas que tienen también relojes emblemáticos, pero cada uno tiene su personalidad. Yo creo que el Portugieser ha sido muchas veces copiado pero nunca igualado, ha sido además inspiración para otros…

Hablemos del mercado local…

Para nosotros es muy importante. El público español es muy fiel y sabe perfectamente lo que es IWC y los valores que representa. Es verdad que ha habido un buen trabajo anterior de 20 años, y hoy recogemos los frutos. Pero no sólo por parte de la marca, también por parte de la red de distribución. Tenemos 37 puntos de venta en España y Portugal y una boutique propia en Madrid. Son ellos quienes nos representan y quienes hacen que seamos potentes en España. El público español poco a poco va siendo cada vez más relojero y nosotros estamos en crecimiento en España.

¿Cómo les ha afectado la crisis?

No hemos sufrido un impacto demasiado fuerte. Y eso significa que somos una marca importante, un pilar de la relojería en España. Además, en periodos de crisis la gente suele centrarse en los valores seguros y IWC es sin duda un valor seguro.

¿Podríamos decir entonces que el Portugieser es un valor refugio?

Sin ninguna duda. Su diseño atemporal y su propia historia lo convierten en un valor refugio. No pierde valor ni emocional ni económico.