¿Son todos los relojes una inversión segura? ¿Qué relojes aseguran un retorno de lo invertido con el paso del tiempo? ¿Por qué, mientras unos relojes mantienen o aumentan su valor, otros lo van perdiendo cada día que pasa? Estas y otras muchas cuestiones pueden plantearse a la hora de adquirir un reloj. En este artículo pretendemos dar respuesta a muchas de ellas y abordar la compra de un reloj desde diferentes puntos de vista.
En el entorno actual el reloj mecánico ha perdido gran parte de la funcionalidad que tenía décadas atrás para convertirse en un objeto de adorno y en muchos casos de lujo. Hoy en día, la indicación de la hora es fácilmente visible en nuestros smartphones, tablets u ordenadores que ofrecen dicha función con una precisión indiscutible. Además las nuevas tecnologías de mano de los nuevos smartwatch con multitud de funciones adicionales pugnan por hacerse un hueco en el mercado ofreciendo lo último en tecnología sin renunciar al placer de vestir un reloj de pulsera. La industria relojera se enfrenta pues ante un futuro muy incierto con unas generaciones venideras cuya concepción del reloj de pulsera es muy distinta a la que tenemos las generaciones más veteranas. A pesar de todo ello durante décadas la industria relojera fabricó infinidad de modelos, muchos de los cuales han multiplicado su valor con el transcurrir de los años. ¿Por qué se han revalorizado unos y otros no? ¿Se han revalorizado todos en la misma medida?
La decisión de la compra
Voy a comprarme un reloj. ¿Qué marca elijo?, ¿Qué modelo me compro? ¿Edición normal o limitada? ¿Acero o metal precioso? ¿Lo compro nuevo o Vintage? Hay multitud de personas que desean adquirir o regalar un reloj y le invaden este tipo de dudas. El coleccionista experto seguramente lo tenga mucho más claro; pero a los que se inician en el coleccionismo o a los que tienen poca experiencia en el mundo de los relojes tal vez les resulte más difícil la elección.
El retorno de la inversión (ROI)
El retorno de la inversión o ROI (en inglés, return on investment) calcula la efectividad de una inversión. Desde un punto de vista financiero el ROI analiza el rendimiento que una empresa o un proyecto tiene tras una inversión. La obtención de mayor importe al inicialmente invertido dará un ROI positivo. Y este concepto financiero lo podemos adaptar perfectamente a la compra de un reloj.
Si consideramos el reloj como un bien consumible más o como un complemento, las dudas se centrarán normalmente en el precio, la marca, el modelo y el color sin demasiado foco en un ROI positivo. Nadie va a plantearse como inversión adquirir tal modelo de Ipad o tal modelo de televisión ya que la velocidad de vértigo a la que avanza la tecnología los convertirá en obsoletos en los próximos años con un ROI a todas luces negativo. En este caso nuestro consejo es que se elija el reloj que más se adecue a las propias necesidades y en resumen, que guste más.
El problema viene cuando la cantidad que queremos gastar es elevada y además lo hacemos con la pretensión de mantener o incluso de ganar dinero con dicha adquisición. ¿Se revalorizan todos los relojes? ¿La revalorización es proporcional al dinero invertido? La respuesta es compleja. Por lo general no todos los relojes se revalorizan ni tampoco los más caros se revalorizan más siempre. Por tanto, si nuestra intención es cambiar dinero líquido por un bien que aumente de valor con los años y que además podamos usarlo las propuestas disminuyen.
La ley de la oferta y la demanda
Esta ley tan popular refleja el principio básico sobre el que se basa una economía de mercado, es decir la relación que existe entre la demanda de un bien o producto y la cantidad ofrecida del mismo considerando el precio al que se vende el producto.
Según la ley de la demanda, la cantidad demandada de un producto disminuye cuando el precio de ese bien aumenta. Por el contrario, la ley de la oferta dice que la cantidad que se ofrece de un producto es mayor cuanto más alto es su precio.
Cuando hay exceso de oferta el precio al que se ofrecen los productos es mayor que el precio de equilibrio y los precios tenderán a bajar. Por el contrario, cuando la oferta es exigua y la demanda es alta y supera la oferta los precios subirán. Y esto es precisamente lo que está pasando con muchos relojes actualmente.
Cada día hay más coleccionistas. Gente joven con cierto poder económico que desea iniciar o ampliar una colección con relojes distintos. El coleccionista tiene la opción de adquirir guardatiempos nuevos exclusivos o no, dependiendo del bolsillo, o relojes que ya no figuran en los catálogos de los fabricantes. Los relojes vintage cada vez tienen más demanda y la oferta se limita a las piezas que fueron fabricadas en su momento. Otros coleccionistas, en cambio, lo son de una marca en especial o de un tipo de reloj especial (tourbillon, cronógrafos flyback, repetición de minutos, etc..)
Sea como fuere la escasez en la oferta puede venir provocada por varias razones: se fabricaron pocas piezas de un determinado reloj (ediciones limitadas), por los años de antigüedad que tiene y que no se fabrica en la actualidad (vintages), por haberse convertido en icono de una determinada marca o bien porque modas imperantes hacen crecer artificialmente una demanda que años atrás no existía.
Las ediciones limitadas
Años atrás cuando el reloj era un objeto más funcional que en la actualidad, las ediciones limitadas eran contadas. Sí, tal vez había poca tirada de algunos modelos pero normalmente se adaptaba la oferta a la demanda y no se recurría a las ediciones limitadas para tener exclusividad. No nos engañemos, las ediciones limitadas son una estrategia comercial para ofrecer exclusividad y eso es lo que buscan muchos coleccionistas. Llevar un reloj del que se han fabricado pocos ejemplares ofrece una garantía de exclusividad. Y esta exclusividad en ciertos modelos hace que su precio se multiplique. Un buen ejemplo es el Rolex Sea Dweller. Rolex no acostumbra a comercializar ediciones limitadas; eso sí, los Sea Dweller que se entregaban a algunos buzos profesionales COMEX (Compagnie Maritime d’Expertise) están buscadísimos y sus cotizaciones elevadísimas (escasa oferta y mucha demanda). Otro ejemplo del mismo modelo fue la serie de 78 ejemplares para la Polizia italiana di stato sommozzatori. Del Omega Speedmaster 125 se fabricaron en el año 1973 2000 relojes como conmemoración a los 125 años de la creación de Omega. En este caso, a pesar de su edición limitada, su cotización es contenida porque su demanda es menor.
Entonces, ¿adquirir una edición limitada es una buena inversión? Como iremos viendo a lo largo del artículo no todas las ediciones limitadas garantizan un retorno de la inversión. En la actualidad muchísimas marcas recurren a las ediciones limitadas con unos precios superiores a los modelos regulares con lo que hay tantas ediciones limitadas que el concepto “limitado” ha perdido parte de su concepción original. Deberán concurrir otros muchos factores para hacer perdurar su valor tales como la marca, el modelo concreto, la historia del modelo, las complicaciones, etc… no es lo mismo la edición limitada de los 40 años del Patek Philippe Nautilus en oro blanco (1.300 piezas) o platino (700 piezas) que el Omega Seamaster Master Co-axial 41mm “Spectra” o la cuarta edición limitada de los Oris Carlos Coste.
Los relojes Vintage
¿Qué entendemos por reloj Vintage? No hay una regla fija para definirlos y la opinión variará según los coleccionistas. Un determinado sector considera vintages los relojes con más de veinte años. Otro sector lo completa argumentando que no sólo es cuestión de años. Hay que añadir que el reloj ya no esté en producción actual y que adquirirlo nuevo en un distribuidor oficial sea misión imposible. Y por si esto fuera poco, hay que añadir que ese reloj tenga algo especial, algo que atraiga a los coleccionistas y a los amantes de la relojería.
Los relojes Vintage tienen un encanto especial. A pesar de que en muchos casos su técnica está más que superada, son relojes que evolucionan con el tiempo. Basta pensar en un reloj con uso de radio como material luminiscente en la esfera o el posterior tritio para observar que sufren alteraciones con el paso de los años. Eso es lo que atrae a muchos coleccionistas. Esa pátina que adquieren muchos relojes que durante décadas usaron tritio como material luminiscente. Y el hecho que esos isótopos radiactivos hayan dejado de emitir luz y hayan mutado a pigmentos distintos según la luz y la humedad hace que cada reloj sea distinto. Eso y la historia que hay detrás de cada reloj provocan que los coleccionistas más puristas de ciertas marcas sólo quieran relojes Vintages.
La evolución de los relojes más modernos es distinta. Los calibres se desgastan menos, los cristales de zafiro son casi imposibles de rayar así como muchos biseles cerámicos y los materiales luminiscentes son imperturbables con el paso de los años, con lo que el reloj “evoluciona” menos y un reloj sin uso después de muchos años puede tener exactamente el mismo aspecto que tenía cuando salió del concesionario oficial.
De aquí que la cotización de muchos de esos relojes Vintage estén por encima de muchos modelos modernos. A nadie le extraña que determinados Patek Philippe Nautilus de finales de la década de los Setenta o los Royal Oak de Audemars Piguet de la misma década tengan precios muy superiores a los modelos modernos; o que ciertos cronógrafos Daytona de Rolex o Sea Dweller Double Red también de Rolex superen los 40.000 euros. Es estos modelos, además de Vintage, se une el que se hayan convertido en relojes icónicos.
Los relojes New Old Stock (NOS)
Aquí de nuevo hay división de opiniones. Los New Old Stock son por lo general piezas nuevas y sin uso que han quedado en concesionarios después de años de haber cesado su fabricación. Recuerdo cuando era más joven que a raíz de la crisis del cuarzo a finales de los Ochenta y principios de los Noventa aún se podían encontrar “tesoros” en ciertas relojerías. De esa época pude adquirir un par de Aquastar Benthos nuevos o un Certina DS2 1000 metros de principios de los Setenta. Hoy en día está todo tan “trillado” que esas piezas están en manos de coleccionistas y se las hacen pagar. Encontrar determinado modelo de Zenith el Primero o algún cronógrafo tricompax de Universal Genève es misión imposible y las pocas piezas que hay disponibles tienen precios elevadísimos. Pues bien, hay muchos puristas que prefieren un reloj usado en buenas condiciones que un NOS. Otros en cambio, quieren tener el placer de estrenar una pieza tal como lo hubieran hecho décadas atrás.
Las cotizaciones en este caso varían aunque siempre los NOS al ser más difíciles de conseguir tendrán mayor cotización que los mismos modelos usados.
¿Acero o metales preciosos?
La decisión de comprar un reloj en acero o en metal precioso dependerá en gran medida del dinero que dispongamos y que queramos invertir. Su evolución con los años puede variar ostensiblemente dependiendo de las modas imperantes. Un reloj de acero o de otro metal no precioso será por lo general más asequible que el de oro. El oro, a pesar de que sufra oscilaciones, sí mantendrá su valor a diferencia del acero cuyo valor está en el reloj en sí y no en el metal del que está fabricado.
Actualmente muchas sabonetas y lepines de bolsillo de oro valen más por el peso de su caja que no por los años que tienen. Y otro ejemplo paradójico: en 1987 el precio de un Rolex Submariner de acero con calendario era de 199.000 pesetas (unos 1.200 euros), el del Oyster Cosmograph (Daytona) era de 173.000 pesetas (unos 1.040 euros) y en cambio el Rolex Day Date con brazalete president todo en oro amarillo costaba 1.506.000 pesetas (unos 9.000 euros). Como sabemos, la cotización de los tres modelos es totalmente distinta en la actualidad con un Cosmograph en acero que ha multiplicado su valor por diez, un Submariner ref 16800 que se cotiza a partir de los 5.500/6.000 euros, similar cotización a la de un Day Date. ¿Es entonces el metal un claro indicativo de mejor o peor inversión? De nuevo nos remitimos a que el metal por si solo no es garantía de inversión y que deberá ir acompañado de otros factores.
¿Calibre manufactura o ETA?
Cuando antes mencionábamos exclusividad, a ésta también ayuda el que el mecanismo del reloj sea especial. Muchos relojes que no sobrepasan los tres mil euros montan directamente calibres fabricados por terceros (ETA, Sellita, Ronda…) o bien hacen modificaciones sobre unos de esos calibres base. Quienes busquen exclusividad no se conformarán con relojes con calibres “comunes” y buscarán piezas cuyo mecanismo sea más individualizado y exclusivo. De aquí que en los últimos años hayamos asistido al nacimiento de múltiples calibres de manufactura para aumentar el prestigio de la marca y diferenciarse de otras marcas: Panerai o Tudor entre muchas otras marcas han iniciado un patrimonio de calibres de manufactura propios para satisfacer a una clientela cada vez más exigente. ¿Quiere decir ello que van a revalorizarse más los relojes con calibre propio? Como venimos repitiendo eso no es cuestión de uno u otro calibre y dependerá de otros muchos factores aunque sí podemos afirmar que un reloj con calibre de manufactura será siempre más apreciado por los coleccionistas que uno que equipe un calibre “base”.
Piezas históricas e iconos de la relojería
A lo largo de la historia de la relojería se han creado piezas que se han convertido en verdaderos iconos. Estos iconos son relojes que todos los coleccionistas querrían tener y que por tanto, por su amplia demanda y poca oferta, tienen precios muy por encima de un valor racional. ¿Qué convierte a un reloj en icono? Hay múltiples factores: su diseño, su historia, el haber participado en hitos históricos, su limitada producción, etc… En muchas ocasiones todo ello va acompañado de una acertada campaña de marketing que contribuye en mayor medida a convertirlo en icono. Zenith puede presumir de haber creado el primer cronógrafo automático, Omega de haber llevado el primer reloj a la Luna, Rolex de haber sumergido en dos ocasiones un reloj al punto más profundo del mar, etc… El diseño que Gérarld Genta hizo para Audemars Piguet con su Royal Oak o también para Patek Philippe con su Nautilus también han convertido estas piezas en leyendas de la relojería. En el campo de lo artístico, diversas celebridades, actores, artistas, etc.. han lucido en algún momento algún reloj que ha acabado convirtiéndose en icono. ¿Quién no conoce el éxito del cronógrafo Daytona de Rolex por haber sido llevado entre muchos otros por el celebérrimo actor Paul Newman?. Recuerdo décadas atrás cuando mi abuelo, que trabajaba en un concesionario oficial de Rolex en Barcelona, me decía que no había manera de vender los Oyster Cosmograph Daytona de cuerda manual; me contaba que incluso llegaron a hacer alguna promoción en la que por la compra de un modelo mixto en acero y oro de alta gama se regalaba un Daytona de acero. En ese momento, con la novedad del cuarzo y existiendo ya cronógrafos automáticos, los Daytona “no vendían”. Hoy en día muchos Daytona son protagonistas de subastas y alcanzan cotizaciones elevadísimas. Y hablando de subastas, Crhisties, Sothebys, Antiquorum, etc… son buenos termómetros para comprobar cotizaciones de relojes. Por lo general el protagonismo se lo reparten pocas marcas entre las que destacan Patek Philippe, Breguet o Rolex.
El fenómeno Rolex
No querría acabar este artículo sin mencionar el “fenómeno” Rolex. ¿Qué pasa con Rolex? Si me compro un Rolex, ¿seguirá manteniendo el valor en el futuro y podré recuperar la inversión? Nuevamente la respuesta no es común a todos los modelos.
En Rolex se han aunado varios efectos para ser considerado un caso aparte. Por un lado, su constante innovación, calidad y resistencia de sus relojes le han dado fama mundial. La acumulación de éxitos a lo largo de su historia, el haber vestido a personajes relevantes de la vida cultural, deportiva o política, las leves modificaciones que han sufrido algunos de sus modelos en los últimos años y especialmente gracias a una constante y cuidada campaña de marketing (a través de célebres embajadores, patrocinio de todo tipo de competiciones) unida a una meticulosa selección de distribuidores alrededor del mundo, han hecho de Rolex una marca icónica y universalmente conocida. Esto provoca que la demanda de relojes Rolex nunca cese a pesar de que el nivel de demanda es muy distinto según el modelo. Los modelos dirigidos a profesionales son sin duda los más demandados: GMT, Submariner, Milgauss, Daytona o Sea Dweller son relojes muy vendibles. Son relojes intemporales y muy polivalentes. El hecho de que Rolex haya ido incrementando los precios de los modelos modernos, unido a la creciente demanda, provocan que año tras año los precios vayan subiendo. Recuerdo cuando buscaba hace cuatro o cinco años un Submariner con cristal acrílico que se podía encontrar por unos 3.000 euros. Hoy ese mismo modelo no se encuentra por menos de 5.500 ó 6000 euros. La subida en poco años ha sido espectacular. Pero mientras siga habiendo oferta con estos precios y la gente los compre los precios no van a bajar. Ese mismo fenómeno lo podemos ver en muchos otros modelos de otras marcas que han sufrido una revalorización increíble.
Otros modelos, en cambio, a pesar de mantener cierto valor tienen menos salida porque su demanda es menor. Ciertos Oyster Datejust, algunos Air King o Precision con diámetros más pequeños se adaptan menos a las actuales modas y tienen menos demanda. Por tanto, la compra de cualquier modelo Rolex debido a la relevancia de la marca mantendrá cierto valor en el futuro aunque no todos se revalorizarán de la misma forma.
Conclusión
Como amante y coleccionista de relojes de pulsera mi recomendación es siempre adquirir relojes que nos gusten, que nos sintamos atraídos por ellos, que disfrutemos usándolos. Si la decisión de compra es más emocional que racional seguro que acertamos y disfrutamos con la compra aunque el día que decidamos vender el reloj o cambiarlo tenga una valoración inferior. En cambio, aquellos que buscan piezas sólo con afán de ganar dinero con el paso del tiempo seguro que disfrutarán menos y sentirán frustración si no consiguen el objetivo económico deseado.
De nuevo, mi consejo es adquirir un reloj por su funcionalidad, por su estética, por sus prestaciones y para disfrutarlo al máximo sin pensar tanto en un ROI favorable. Si además, llegado el caso, hay que venderlo en un futuro, pues mejor si se puede recuperar el máximo pero no nos tendría que generar frustración si no recuperamos su importe: el hecho de haberlo disfrutado durante tiempo tiene su precio.