Richard Mille es uno de esos individuos cuya sola presencia te alegra el día. Jovial, con buen humor, incluso cuando los que dan la lata son legión. Es un optimista irreductible. Es más, nunca hace que los demás soporten su estado de ánimo. Ahora bien, en nuestra sociedad, donde se deifica a los “gritones”, que saben perfectamente gritar y poner mala cara para parecer más serios, él viene a ser un agitador.

Y mejor que mejor, porque si este agitador es propenso a la broma, conozco a muy poca gente tan seria como Richard Mille. Bajo sus ademanes ligeros se esconde un espíritu riguroso, una voluntad de hierro y unas ideas técnicas completamente sorprendentes. Hay que decir que Richard Mille ha tenida buena escuela, ya que entró en la relojería en la segunda mitad de los años Sesenta, en Villers-le-Lac y Morteau, en el Jura francés. Luego, este natural de Draguignan ha estado metido en todo tipo de relojería. Así, forma parte de esas personas que saben mucho pero que no tienen ninguna necesidad de alardear de sus conocimientos con vanidad. ¡Es algo que había que decir!

Por eso, se comprenderá bien que cuando Richard Mille quiso lanzarse al ultra-ligero no lo hizo precisamente a la ligera, sino después de una intensa reflexión, producto de dos observaciones. Él lo explica así:

R.M.: En primer lugar, quería echar por tierra la idea de que la relojería bella y preciosa debe ser pesada porque se compone exclusivamente de metales preciosos. En mi opinión, decir que si es pesada es cara es completamente falso. Esta es la primera razón, pero no es la más importante.

Con el paso de los años he comprendido que un reloj, ante todo, debe llevarse con comodidad. En 2001 fui el primero en fabricar “tourbillons” de titanio porque el titanio es un material ligero. Entonces me decían que eso era completamente improcedente, y que había que fabricarlos con oro. Yo me empeñé y me introduje en el mercado con el titanio, poniéndolo al precio del oro. Los compradores refunfuñaban. Pues bien, en la actualidad, esas mismas personas me reprochan el excesivo peso del titanio, por más que veo que un gran número de clientes están encantados de llevarlo. Esto quiere decir que las tendencias de la moda han cambiado por completo en pocos años. Es lo mismo que ha pasado en el mundo de las gafas: hoy ya nadie aceptaría llevar gafas con unos gramos de más. El cliente final ha comprendido que una pieza que no pesa casi nada puede costar tanto como una pieza de oro.

R&E: Usted considera que la noción de confort es primordial, pero también influye el interés que despiertan las nuevas técnicas y los nuevos materiales.

R.M.: Por supuesto, y si tomo el ejemplo del reloj que he fabricado para Rafa Nadal, el movimiento pesa 3,8 gramos y la pieza total no llega a 20 gramos. Sencillamente, casi no se nota. Pero para que esta apuesta triunfe hay que reflexionar un poco y buscar unos materiales que permitan fabricar un reloj que, al igual que en las piezas pesadas, ofrezca todas las garantías de buena cronometría, durabilidad y fiabilidad. Y para eso hay que dirigir la vista al sector de la aeronáutica.

R&E: ¿Qué significa eso exactamente?

R. M.: Cuando trabajamos con estas limitaciones es imposible hacerlo con el acero tradicional. Así pues me puse a buscar un material que pudiese adaptarse a mi pliego de condiciones, ya que quería que Nadal llevase este reloj en las competiciones. Entonces me fijé en la industria espacial y aeronáutica donde el ahorro de peso es una prioridad absoluta. Y encontré un material denominado “alusic”. Se trata de una aleación composite de matriz metálica, es decir, compuesto por una matriz de base en aleación de aluminio de fundición y de elementos de refuerzo, o sea partículas de carburo de silicio (SiC). La matriz metálica sirve para dar forma a la pieza, unir las partículas de SiC a la zona en la que se encuentran, transmitir las solicitaciones globales al interior de la pieza y garantizar algunas de las características físicas y mecánicas de la pieza. El objetivo de los elementos de refuerzo es reforzar y/o modificar las propiedades físicas y/o mecánicas de la matriz en as zonas en las que se encuentra. Se trata de partículas de carburo de silicio de entre 20 y 100 micrones, según la utilización de las piezas realizadas.

El método de elaboración y conformación por centrifugación permite obtener piezas composite cuya salud metalúrgica presenta una calidad compatible con numerosas aplicaciones industriales, ya que las principales propiedades físicas y mecánicas del “alusic” son de una baja densidad, una rigidez elevada, una escasa dilatación, tienen una excelente resistencia al desgaste y, por último, un elevado coeficiente de transferencia térmica. Este material combina unas propiedades físicas y mecánicas que ningún otro –ya sea de tipo metálico, cerámico u orgánico- ofrece hasta la fecha.

R&E: Imagino que es bastante caro…

R.M.: Sí, es más caro que el oro, pero es perfecto por su resistencia. Dicho esto, este material no puede pulirse por lo que el reloj presenta un aspecto bastante bruto. Al principio, la gente se sorprende, ya que está acostumbrada a unas piezas muy pulidas, pero también saben que llevan un material muy sofisticado. Hay que decir, no obstante, que tiene un aspecto fantástico, por mucho que carezca de los acabados relojeros habituales.

Quisiera añadir que cuando se quiere trabajar con materiales innovadores es necesario ser muy prudente. Hay que realizar unos tests muy profundos para verificar su compatibilidad con la piel humana. Yo mando que se hagas los test analérgicos y de envejecimiento porque debo saber cómo se comportará el material dentro de 10, 15 ó 25 años. Actuando de esta manera, garantizo la durabilidad de mis relojes. Esto es imprescindible cuando se trabaja con precios de este nivel.

R&E: ¿Y consigue entregar los relojes dentro de los plazos fijados?

R.M.: ¡Qué va! Tengo tantos pedidos que es imposible fabricar estos guardatiempos en cadena. Aunque esté compuesto por elementos procedentes de las industrias más importantes del mundo, cada reloj es un ensamblaje de diversos componentes que deben combinarse con inteligencia, cuidado y precisión. En este aspecto, las piezas bellas de relojería no han cambiado, y espero que no cambien nunca ya que esta pasión por la belleza y la obra bien hecha es lo que crea todo el valor añadido.