Nick Hayek no tiene pelos en la lengua. En su opinión, el “Swiss made” es vital para la continuidad de la relojería helvética. Es por tanto imperativo fortalecerlo. “¡No dirigir el combate significa perder a corto plazo nuestro saber hacer creativo y técnico!”, explica en entrevista exclusiva al corresponsal de R&E en Suiza.

Acogedor, caluroso y lleno de ideas, Nick Hayek, CEO de Swatch Group, no se anda con perífrasis. Así, cuando le preguntamos si está satisfecho con la marcha del Grupo en 2011, que ha realizado el mejor resultado de su historia, precisa:

N.H. Por supuesto. Pero esto requiere dos comentarios. Primero la fuerza del franco nos ha penalizado mucho, como todas las industrias de exportación. Luego, este tipo de penalización, que no controlamos, son “digeribles” únicamente porque nosotros poseemos las capacidades industriales que nos permiten ser competentes en nuestra producción e incluir en nuestros relojes una gran parte de valor añadido. Y eso se nota mucho más cuando el franco suizo es muy fuerte.

R&E Entonces el combate para el fortalecimiento del «Swiss made» continua…

N.H. Más que nunca. Nuestra industria no tiene grandes estructuras de producción. Nuestro tejido industrial se compone de numerosas PYMES. Desde hace tiempo, para algunas más de dos siglos, estas sociedades han acumulado un saber hacer excepcional. Muchas se han dotado de una oficina de investigación y desarrollo con el fin de controlar mejor su herramienta de producción. Con el tiempo han nacido competencias únicas y propias de este país. Hoy, no entiendo que algunos griten cuando les proponen aumentar la parte de “Swiss made” en la fabricación de un reloj. Hay que estar loco para dejar que se escapen nuestras habilidades industriales.

R&E Ese no es el discurso de todo el mundo en la relojería.

N.H. Sí, ya lo sé y hay gente que exhibe el espectro de las pérdidas de empleos delante de las narices del mundo político que no entiende necesariamente muy bien el asunto. Lo digo muy claramente, esta gente no tiene miedo de perder empleos, tiene miedo de perder dinero. Y esta actitud lleva a herejías tales como esas declaraciones publicadas en un periódico especializado que daba la palabra al director general de la marca de relojería china más antigua, Sea Gull, que manufactura sus propios movimientos. Preguntando sobre cuál era el objetivo de la colaboración existente entre la casa suiza Alfex y Sea Gull, contesta: “Les proporcionamos piezas de movimientos que ensamblan a su manera y que revenden, quizás bajo la etiqueta de “Swiss made””. Lo encuentro edificante. Pero nuestra competencia no para aquí. Los relojes suizos se aprecian también por su diseño. Así, el directivo de Sea Gull señala también: “… no tenemos modelos de moda para los jóvenes, pero trabajamos en ello. El mes pasado fuimos a Suiza, visitamos a unos diseñadores relojeros que trabajaron para Tissot y que han aceptado diseñar para nuestra marca”.