Bajo el mandato de Bernard Fornas, Cartier se ha instalado definitivamente en el club de las más bellas manufacturas relojeras. Lo demuestra cada año presentando soberbias y muy técnicas piezas de alta relojería. Pero la voluntad de un presidente no es suficiente. Son las mujeres y los hombres de Cartier, todos juntos, quienes crean esta alquimia magnífica a las órdenes de Carole Forestier-Kasapi, responsable de la creación de movimientos, con quien conversamos en exclusiva.
En este mundo machista de la relojería, es bastante raro encontrar a una mujer en un equipo de investigación y desarrollo, y más aún si es ella la que tiene la responsabilidad de la creación de movimientos. Un título que no se le ha subido a la cabeza a Carole Forestier-Kasapi. Al contrario, cuando he tenido el privilegio de encontrarla a menudo, jamás ha hecho alarde de su talento. De hecho, mantiene su encanto, su sentido del humor, su capacidad para ponerse en cuestión a fin de poder renovar sin cesar su visión de la técnica relojera. Pero antes de explorar el presente, echemos un vistazo a la carrera seguida por Carole Forestier-Kasapi. Elle lo cuenta así :
«Nací en Francia e hice mis estudios en el colegio Montaigne, en París, pero estaba interesada por la relojería desde muy pequeña. Mi padre es relojero. Por tanto, yo quería ser relojera como él. Comencé por mirar los relojes, depués por desmontarlos antes de… ¡romperlos!». Carcajada de Carole Forestier-Kasapi, que continúa: «Cuando tuve la edad suficiente fui a la Escuela de Relojería de La Chaux-de-Fonds, en el corazón de la región relojera y, durante cuatro años, aprendí mi oficio de relojera restauradora. Pero, una vez que tuve el certificado federal de capacitación en el bolsillo, me dí cuenta que «no era para tanto». Entonces hice dos años adicionales para convertirme en constructora».
Al final de su formación, Carole encontró su primer trabajo en el equipo de Renaud-Papi, antes de pasar al servicio de Ulysse Nardin. Dejó esta empresa para irse al grupo Richemont y ocuparse de la alta relojería de Cartier. Así lo explica :
El hecho de tener una sensibilidad relojera femenina da un enfoque diferente a los problemas. Yo tengo otra visión y aporto soluciones más sencillas. De hecho, visualizo las cuestiones de otra manera y no tengo el mismo enfoque que mis colegas que son puros constructores. Y está muy bien así pues, en una oficina técnica, es importante tener personas de deferente formación que aportan conocimientos y experiencias diversas. Esto produce a menudo un excelente resultado de equipo.
Hace un poco más de 7 años, nos lanzamos a la aventura de la colección de la alta relojería y decidimos crear los movimientos adecuados. Al principio no éramos más que dos, hoy somos 32. Somos como una start-up en el seno de la manufactura Cartier. Bernard Fornas ha querido ofrecer a los hombres auténticos productos relojeros. Tenía ambiciones reales y nos ha dado los medios industriales y humanos para llevar a cabo esta política. Así, hoy, hemos construido 10 movimientos, entre ellos el 1904, que es nuestro movimiento automático manufactura de base. Pero hemos creado también productos especiales, tourbillons centrales, como el Astrotourbillon o la pantera que da cuerda al reloj en un producto femenino. Me gusta trabajar en relojes para las mujeres.
¿Por qué?
En las colecciones destinadas a los hombres está eso que se llama los esenciales, lo que no puede faltar. En una colección masculina se debe porponer un tourbillon, un cronógrafo, un calendario perpetuo, por ejemplo. En el terreno femenino tenemos un campo de creatividad mucho más grande pues nuestras clientas no son tan «dependientes» de las especialidades relojera tradicionales, aunque aprecien cada vez más la técnica. A este respecto, tenemos una estrategia de elaboración de complicaciones para las mujeres que nos lleva a crear movimientos específicos. Son totalmente entusiastas desde el momento que se les ofrece un reloj que posee los códigos Cartier y una complicación, como el Pantera que citaba hace un momento. En este campo, hacemos soñar y yo creo que es mágico. Hay que entender que las mujeres no están interesadas por la complicación ni por el aspecto técnico en sí. Claro que saben perfectamente que esta técnica está subyacente y sobre todo que está por completo al servicio de los sueños, una función que puede ser totalmente mágica.
Imagino que es muy complicado crear una colección de alta relojería pasando por todos los productos esenciales.
Sí, por supuesto, pero como teníamos la legitimidad histórica en este terreno nos hemos encontrado en libertad. Esto nos ha permitido reinterpretar de manera diferente el cronógrafo, el tourbillon, el calendario. De hecho, hay tres maneras de crear. La primera es la reinterpretación. Lo hemos hecho con el cronógrafo central, el Astro-tourbillon. Después está la creatividad gráfica y estética, que la hemos explorado a través de los movimientos esqueleto. Aquí también hemos franqueado el paso a la modernidad y hemos presentado, por ejemplo, un movimiento cortado en forma de cifras romanas. Y, créame, no fue fácil. Para esqueletizar un movimiento, hay que tener muchas precauciones. Si se quita materia a un componente, enseguida hay que someterle a toda una beteria de pruebas para ver si es suficientemente resistente a los choques y al envejecimiento. A través de estos test, vemos, en definitiva, si es propenso a las deformaciones. A continuación hay que ensamblarlo y después homologarlo. En dos palabras: es un trabajo de tres años.
La tercera manera de crear consiste en inventar nuevas funciones y nuevos mecanismos. Lo hemos hecho con el Astro-regulador. Es largo, pues el proceso requiere de entre 5 y 6 años de trabajo y con enormes descartes pues, mientras elegimos una vía, estamos obligados a explorar todas las soluciones, incluidas las que nos parecen irreales ya que no podemos permitirnos proponer a nuestros clientes un guarda-tiempo que no sea lo mejor de su género.
Para concebir un nuevo producto nos ponemos alrededor de la mesa e intercambiamos opiniones. Es indispensable trabajar juntos, pues es inconcebible dejar a alguien solo durante un año detrás de su ordenador. En todo momento no encontramos y discutimos punto por punto. Es absolutamente necesario que haya un intercambio pues un constructor no tendrá el mismo punto de vista sobre una cuestión que otro. Las visiones diferentes son fundamentales, permiten siempre mejorar el producto final.
Seguro que hay errores, pero no podemos sacar un prototipo sin saber los costes de fabricación, la implicación que la novedad tendrá sobre la producción y tantas otras cosas. No se trata solamente de sacar un movimiento que hace tic-tac.
Usted ha hablado de 5 ó 6 años, pero ¿cómo puede imaginarse ese futuro?
Es difícil tener esa visión a 5 ó 6 años. Hay que pensar con antelación, ser precursor y no seguidor. Si alguien tiene la misma idea que nosotros y si la saca antes que nosotros, es un riesgo, pero debemos continuar pues cada uno tiene su manera de interpretar las cosas. Es decir, se analiza caso por caso. Es importante sopesar los pro y los contras pues se ha invertido ya mucho dinero. Es por esto que estamos a la búsqueda de técnicas que nos permiten ganar tiempo. De hecho, buscamos anular los tiempos de espera. Para esto hay que integrar lo más posible las operaciones y como tenemos ya un taller de prototipos, es decir una pequeña manufactura dentro de la manufactura, continuamos trabajando sobre las maneras de ganar tiempo suprimiendo los tiempos muertos. Estos tiempos muertos son inútiles y representan una pérdida de frescor intelectual. Por decirlo de alguna manera, es un tiempo que no tiene ningún valor. Usted lo sabe, el producto final es el resultado de una multitud de opciones, incluidos el diámetro y el espesor de la cabeza de los tornillos. Esto parece increíble, pero es así. Todos los días escojo las opciones en función de mis cálculos, las simulaciones, los tests… En fin, la experiencia juega también su papel, pues si se puede retomar aquello que ha funcionado en un proyecto precedente y que puede integrarse en el nuevo, no es necesario reinventar la rueda cada mañana.
Finalmente, están los «concept watch».
Sí, pero este es otro trabajo puesto que todo lo que hacemos en ese campo no está destinado a la producción. Yo diría que no es una actividad comercial. Se parte de una hoja en blanco y se proyecta, sin nada a priori, sin límites. Buscamos derribar las barreras. Claro que el trabajo que hacemos con los productos tradicionales nos da ideas para los «concept». Por ejemplo, en un reloj, nos enfrentamos a menudo a las fricciones, que son un verdadero quebradero de cabeza. Fue precisamente para reducir las fricciones que tuvimos la idea de crear el vacío en nuestro concept ID Two. Y nos dimos cuenta de que este vacío creado en el interior del reloj podía servir para una multitud de cosas. Es así como esto funciona y cuando nos proyectamos hacia el futuro no hay límites. Esto nos estimula, nos reúne alrededor de un proyecto concreto. Es un trabajo absolutamente genial, es el placer en estado puro, incluso si depués del concepto hay que hacer las cosas realizable y, una vez más, esto requiere una gran cantidad de esfuerzos. Pero es nuestra función, la mía es crear, inventar nuevos mecanismos y encontrar soluciones. ¡Es fantástico estar en el centro de la elección!