Un prestigioso reconocimiento internacional a la excelencia en el diseño arquitectónico para un reloj de Bovet.
Desde que los patrocinadores de la Torre Asterium decidieron incluir un reloj monumental en el Hall Principal, Bovet fue la primera opción. La decisión general fue la de que los relojes fueran reproducciones aumentadas de guardatiempos ya existentes de la manufactura.
Con 5 metros de alto y 2,5 metros de ancho, dos relojes de doble cara se incorporaron a un brazalete en forma del símbolo del infinito. Según la tradición asiática, esta silueta del 8 tra felicidad y prosperidad. Este monumento permite leer la hora perfectamente desde cualquier punto del hall o la entreplanta. La Torre Asterium de Seúl es una de las residencias privadas más exclusivas, por lo que los artesanos de Bovet tuvieron que desplegar toda su habilidad.
Reproducir las dos caras de los guardatiempos Monsieur Bovet y Tourbillon Amadéo 15 veces más grande que el original fue un reto importante. Lograron también equipar la jaula del tourbillon y los dobles segundos coaxiales con movimientos realísticos. Esta combinación de excelencia y coherencia ha caracterizado a la Maison durante toda su historia. Los laterales de las cajas están grabados con motivos Fleurisanne, constantes desde el siglo XIX.
Las cuatro esferas están adornadas por una pintura de un gran dragón. El pintor que diseño esta obra de arte llegó a cubrir el cuerpo del dragón con pan de oro. Tuvo que trabajar con un diámetro de tan solo 35 mm, consiguiendo ser muy fiel al modelo original. Esta es una muestra más de la extraordinaria maestría de los artistas de Bovet.
Este reconocimiento premia la visión personal de Pascal Raffy, propietario de Bovet 1822. Nunca ha separado la alta relojería tradicional del arte, el diseño y la arquitectura. El deseo es, y siempre fue ofrecer a coleccionistas y amantes la relojería la expresión del tiempo más cuidada y noble.