El Salón Internacional de la Alta Relojería de Ginebra (SIHH) se ha desarrollado en un ambiente optimista aunque con cierta precaución. En el año de la recuperación, parece prematuro aún lanzar las campanas al vuelo. Con más marcas expositoras, más espacio, más visitas y un nuevo formato más dinámico, el SIHH renueva su imagen.

“Más grande, más conectado, más abierto”. Con estas palabras, la organización del Salón Internacional de la alta Relojería, celebrado en Ginebra en enero, resume el espíritu de la edición de este año, la 28º. Primera manifestación relojera del año, en esta edición, el SIHH ha renovado su imagen apostando por una nueva fórmula más dinámica. Un ejemplo es el nuevo auditorio, concebido como un plató de televisión en el que se han realizado varias presentaciones por parte de las marcas expositoras, debates y conferencias temáticas, que han sido retransmitidas en directo gracias a la nueva plataforma “SIHH Live”. También el número de visitantes profesionales y de medios acreditados han aumentado este año (+20% y +12% respectivamente).

SIHH 2018, espacio Richard Mille

Lo cierto es que el Salón de Ginebra, de carácter profesional y abierto al gran público sólo un día, vive un momento dulce. Cada año son más las marcas que eligen el SIHH para presentar sus novedades. En esta edición han sido un total de 35, frente a las 30 marcas del año pasado y las 16 del anterior. Cifras que han hecho necesario ampliar el espacio en un 20%. Este crecimiento en el número de firmas expositoras se debe en buena medida al interés de los independientes, agrupados en el denominado Carré des Horlogers, y en el que este año han sido ya 17 los pequeños relojeros que han acudido a la cita. Las denominadas marcas históricas o principales, un total de 18, han contado este año con la incorporación de Hermès, que ha abandonado la Feria de Basilea, como el año pasado lo hicieron también Girard-Perregaux y Ulysse Nardin.

Si el año pasado el ambiente era esperanzador ante una incipiente recuperación del sector, este año, con unas cifras claramente positivas en general y alejado definitivamente el fantasma de la crisis en esta industria, el clima en el SIHH ha sido optimista aunque con cierta precaución. Nadie ha lanzado las campanas al vuelo por el momento, y es que el objetivo parece ser consolidar más que arriesgar.

SIHH 2018, espacio Piaget

En este sentido, la creatividad ha seguido manteniendo un perfil discreto, destacando en muchas marcas una firme apuesta por lo vintage y la reedición de modelos que vivieron un pasado glorioso. Jaeger-LeCoultre con su Polaris, Cartier con su Santos, o Vacheron Constantin con su nueva colección Fiftysix, inspirada en un modelo histórico de la casa de 1956, son buenos ejemplos. Claro que siempre hay excepciones, al menos en lo que técnica se refiere. Este es el caso de Audemars Piguet con su calendario perpetuo RD#2, el más plano del mercado; Piaget con su Altiplano Ultimate, el automático más fino; A. Lange & Söhne con su Triple Split, primer cronógrafo mecánico del mundo con aguja ratrapante capaz de comparar tiempos cronometrados durante varias horas; o Richard Mille con su revolucionario RM53-01 tourbillon, dedicado al jugador de polo Pablo Mac Donough.

A pesar de estar dedicado fundamentalmente a presentar las novedades de cada una de sus marcas, el SIHH reivindica también una faceta cultural. Así, este año ha ofrecido dos interesantes exposiciones. La primera de ellas ha reunido 19 péndulos misteriosos creados por Cartier en distintas épocas; la segunda, titulada “La belleza del tiempo”, muestra varias obras maestras de la relojería desde la Edad Media hasta nuestros días, coincidiendo con la publicación de un libro epónimo por parte de la FHH.SIHH 2018, hall