Es una auténtica leyenda de la relojería. Un icono que, sin discusión, ha marcado el tiempo de varias generaciones y que aún hoy sigue en plena forma.

El J12 nació con el milenio. La responsabilidad para la marca de Alta Costura era mucha y necesitó de un largo período de investigación previo; había que sorprender con un reloj deportivo de apariencia atemporal e indestructible.

Uno de los artífices del lanzamiento fue Jacques Halley, director artístico de la división de relojería y perfumería de Chanel. Halley, “alma estética” de la Maison, se inspiró para su desarrollo en las líneas estilizadas de los veleros que participan en la competición aeronáutica. Aquí es donde surge un componente único formado por polvos de dióxido de circonio e itrio, minerales naturales, pigmentos y aglomerante. Esta mezcla, sometida a una temperatura superior a 1.000 grados, daba lugar a la famosa cerámica de alta tecnología con que se ejecutó el primer J12 de color negro.

Elegir el número 12 para la colección es como un amuleto para Chanel, un talismán que sigue la estela de otros iconos como el mítico Nº 5. Y fue una decisión acertada puesto que, en poco tiempo, el J12 se convirtió en un must de la alta relojería. En 2003 nacía la versión de color blanco reflejo del gusto por las camelias de Mademoiselle y en 2011 Chanel da un paso adelante en la investigación de materiales y texturas con el lanzamiento del J12 en cerámica de titanio

El éxito de este icono de Chanel descansa sobre unos perfiles facetados que se adaptan perfectamente a la muñeca combinados con una imagen atemporal y llena de matices. Su versátil apariencia se ha engalanado con diamantes en la versión joyería, con maquinarias complejas o atractivos y vistosos colores. Objeto de deseo, su depurada estética ha añadido estilo a la relojería, que se ha rendido a la evidencia. Estilo no le falta a este reloj de Chanel.