«En Certina no queremos más que creaciones «premium» en todos los terrenos. El movimiento, el diseño, los componentes, el servicio post-venta deben ser impecables. Sólo la calidad, pero a un precio asequible, conduce al éxito». Quien así habla es Adrian Bosshard, presidente de Certina, en entrevista exclusiva para R&E.

Lo mínimo que se puede decir de Adrian Bosshard, presidente de Certina, es que es un buen conocedor del deporte, pues él mismo fue un profesional aguerrido de las carreras de motos antes de unirse a la marca que preside. Y hoy tiene la intención de liderar la carrera en su segmento.

Los vínculos que unen a Adrian Bosshard y a Certina tiene más de un cuarto de siglo y explican la complicidad que existe entre la marca y su presidente. De hecho, en los años 1990, Adrian «que desbordaba adrenalina», como dice la marca, corría en competiciones de motociclismo para Certina. Hay que decir que desde muy pequeño, desde la escuela primaria, en Nidau, cerca de Bienne, Adrian manifestó un gran interés por la técnica, la mecánica y la velocidad. Estos tres elementos, y esto no es nada sorprendente, le llevarían, a finales de los años 1970, a una formación en mecánica del automóvil.

A lo largo de los años 80, Bosshard tiene una admirable carrera como corredor de moto profesional, primero en motocross y después en carretera. En los 90 obtiene grandes éxitos, ganando varios campeonatos suizos y clasificándose con frecuencia entre los doce primeros en campeonatos mundiales. Pero fue en las temporadas de 1995 y 1996 cuando Adrian Bosshard fue corredor oficial de la escudería Certina.

Sin embargo, en 1996, la marca le propone un puesto de representante comercial para el mercado helvético. Su sed de conocimientos y su gusto por la perfección le llevarían a conseguir, en 1998-1999, un diploma en economía superior por la IFKS de Berna, con especialización en marketing y gestión industrial. Poco después, se convertiría en director de ventas para Suiza, y en el año 2000 es ya el jefe de la marca en este país. Tres años después es nombrado presidente internacional de Certina, cargo que ostenta en la actualidad.

¿Es posible encontrar alta calidad en un segmento de precio medio?

Por supuesto que es posible, y nosotros lo demostramos todos los días. Nuestra gama de precio va de 300 a 1.500 francos suizos y en esta gama de precio hemos elegido ofrecer a nuestros clientes mucha calidad. Un reloj que cuesta 500 francos es ya una buena suma de dinero para muchos amantes de la relojería. Hay un buen número de personas interesadas en relojes de nuestro segmento y gama de precio y que no están dispuestas a gastar 3.000 ó 5.000 francos suizos. Por tanto, hay que ofrecerles creaciones que les seduzcan y eso es perfectamente posible.

Pero en este segmento, la mayoría de los movimientos son de cuarzo…

Sí, por supuesto. Nosotros producimos un 80% de relojes de cuarzo y un 20% mecánicos, pues existe un interés continuo por relojes mecánicos por menos de 1.000 francos. Y nosotros podemos satisfacer esa demanda. Pero volviendo al cuarzo, queremos estar a la vanguardia del desarrollo y los movimientos se mejoran cada año. Para nosotros está fuera de cuestión equipar uno de nuestros relojes con un movimiento barato. Quien compra un reloj Certina debe poder estar seguro de su durabilidad. Además, aunque la mecánica simboliza la relojería técnica de lujo, el reloj de cuarzo no debe ser descuidado y nosotros trabajamos para perfeccionarlo cada día.

¿Y qué hacen en este sentido?

En términos de producto acabado, somos la única marca que ofrece un cronógrafo con fases de luna con movimiento de cuarzo que cuesta 750 francos suizos. Tenemos tres grandes desarrollos en lo que al cuarzo se refiere, y los utilizamos en nuestro mayor segmento de venta, el de los relojes deportivos con, por ejemplo, un cronógrafo a la centésima de segundo.

Por otro lado, con el sistema «precidrive», que lanzó el Grupo, somos capaces de producir un movimiento de cuarzo 8 veces más preciso que un reloj de cuarzo normal. Esta mejora significativa en las prestaciones de los movimientos de cuarzo fue presentada en el Salón de Basilea de 2015. Este desarrollo nos permite proponer relojes de cuarzo con todas las adiciones y todas las combinaciones que queramos. Es así como queremos satisfacer a nuestros clientes.

Pero no hacen solo relojes deportivos…

No, por supuesto. Tenemos también un excelente segmento de relojes de buceo. Herméticos hasta 330 metros, poseen todas las cualidades requeridas para responder a las normas BIHS que definen muy claramente lo que es un reloj de submarinismo. Nuestro tercer segmento es el de los relojes urbanos, por ejemplo, los de fase de luna y, claro está, los relojes destinados a las mujeres.

Una precisión más, Certina no fabrica sus movimientos, ¿cierto?

Claro que no. Compramos todos nuestros movimientos a ETA, como las otras marcas del Grupo Swatch que no son manufacturas. En cuanto a los relojes mecánicos, es también una ventaja, pues con la cantidad y calidad que ETA produce, podemos conseguir movimientos sofisticados, como por ejemplo el último creado, que reemplaza al antiguo 2824. Se trata del ETA C07 111. Este movimiento es más preciso que su antecesor y tiene una reserva de marcha mayor. Se produce con componentes sintéticos en parte. Esto nos permite ofrecer un cronógrafo mecánico por menos de 1.000 euros.

Con estos diversos desarrollos en diferentes segmentos, podemos asegurar y satisfacer las necesidades específicas de cada mercado, sobre todo porque trabajamos con un posicionamiento muy claro y con la tecnología del Grupo y sin sobrepasar nuestro objetivo de precio.

¿Y los mercados responden bien?

Sí, muy bien. Y aunque constatamos que hoy el mercado es más difícil de explotar, tenemos un buen crecimiento en muchos países. En Suiza, por ejemplo, trabajamos extremadamente bien el segmento de los relojes relacionados con el deporte del automóvil, que son quizá un poco más extravagantes que los otros. En España la línea DS Podium ha funcionado siempre muy bien. Tratamos de ser una marca global, pero nos aseguramos de no perder nuestra identidad.